archilaúd

Se documenta por primera vez, con la acepción de 'instrumento musical de cuerda pulsada parecido al laúd, pero de mayor tamaño, con el mástil más largo, dos clavijeros y con trece o catorce cuerdas', en Céfalo y Pocris (a1651) de Calderón de la Barca; tras este primer testimonio no ofrece nuevas documentaciones hasta 1726, en que se consigna en el Diccionario de autoridades y, años más tarde, en el repertorio de Terreros y Pando (1786), y sus testimonios son esporádicos hasta que en el siglo XX se documenta con más asiduidad, pero siempre citado como instrumento de música antiguo. Tras la actuación de la metonimia, se atestigua con el valor de 'persona que toca el archilaúd', como muestra ya un artículo de 1984 publicado en La Vanguardia (Barcelona); su sinónimo, archilaudista, poco frecuente, se registra en 1996 en otro artículo de El País (Madrid).

Vid. también archilaúd (DH 1933-1936).