guanacada

Se documenta por primera vez con la acepción 'conjunto de guanacos (| mamíferos camélidos)' en 1848 en los "Cuentos de tierra adentro o Estractos de los apuntes de un viajero" de S. Arcos, publicados en la  Revista de Santiago (Santiago de Chile) . Con el valor de 'dicho o hecho propio de un guanaco (| persona que tiene poca inteligencia o poco entendimiento)' se atestigua en 1894, en  Quicheísmos. Contribución al estudio del folklore americano  de Barberena. Con la acepción 'caza de guanacos (| mamíferos camélidos)' se documenta por primera y única vez en un relato de A. R. Bufano publicado en 1925 en la revista  Caras y Caretas (Buenos Aires) . Y con la acepción 'dicho o hecho propio de un guanaco (| persona grosera en sus modales)' se registra por primera vez en 1934, en el relato "La fiesta de las ánimas" de J. Vignola Mansilla, publicado en Caras y Caretas (Buenos Aires) .

Por otra parte, esta voz se consigna en repertorios lexicográficos con otras acepciones. Así, se registra en el Diccionario de nicaraguanismos de Castellón, en 1939, como 'tontera o majadería propia de un guanaco'; como 'dicho o hecho propio de guanacos', en las Cédulas existentes en los ficheros de la RAE de Romero Coto (1994), acepción que figura también en el Diccionario de americanismos de la ASALE (2010) y en el DLE  de 2014); y como 'conjunto de guanacos', en el DRAE de 2001. Finalmente, se consigna como 'objeto sin valor' en obras lexicográficas de Nicaragua: con este valor se recoge en 2007 en el Diccionario del español de Nicaragua de Arellano Oviedo.