Tesoro de los diccionarios históricos de la lengua española

salpiar

Diccionario histórico del español de Canarias

salpear, salpiar

salpear, salpiar. (Posibl. del and. zarpear, golpear la ropa al lavarla contra el batidero). tr. Sacudir o golpear algo, especialmente para quitarle la suciedad o el polvo. U.t.c.intr.

4-v-1942 (1976) Guerra Cuentos i (p.303): La señora anda requintada como nunca. Vuelve las bogas con tal remango que, de como suenan, más que freír parece que está salpeando ropa. 12-viii-1946 (1976) Ibídem (p.408): Entonses voy y me aserco y echo manos a una parte, que estaba tiráa de banda, salpiando entodavía. Y apenas quise coger la otra mitan, veo que se enderesa y abre a correr... 1955-56 (1977) Guerra Memorias (pp.19-20): Ante aquel casorio a contrapelo y de «mano arriba» ─ya le he dicho que la pollona tenía sus perras─, el suelto galán salpeó como panchona contra la banda. Ibídem (p.38): Todavía salpeaba en el pecho del pollo el chasco de su aventura con la pruebista, que lo puso primero a los pies de los caballos y motivó que luego, en el pueblo, lo dejaran como hoja de perejil. Ibídem (p.44): Luego, satisfecho, salpeó la cachorra contra sus largas piernas y dijo, saliendo: ─Eso está bueno, romerillo macho. ¡Buen casteo...! Ibídem (p.284): Si corría con suerte y se echaba fuera, iba a desriscarse a poco que embocara con fuga, o a nada que ella le salpeara sobre el hombro, escorándolo a la mano del precipicio... a1959 (1983) Guerra Entremeses (p.518): ─Mire, don José, pasa que aquí, Rigorito, se ha despertao metío en un esperrío por mor de un malejón que le está salpiando los sesos como un lavao de ropa.

¨Si se admite el punto de partida etimológico propuesto tendría que escribirse zalpear, pero se ha optado por mantener la tradición canaria, que ha generalizado completamente la ortografía seseante, así como en sus derivados.

2. intr. Saltar o moverse de un lado para otro.

1948 (1969) Guerra Cuentos ii (p.100): Cuando mi compadre entró, la pregunta daba vueltas, salpeando, como un pájaro suelto, por toda la casa [...]. 1955-56 (1977) Guerra Memorias (p.98): Ella había estado siempre entramallada, siempre salpeando sobre las piedras del pueblo, con un acecho a la redonda y la soltería en la línea, nunca firme, del horizonte. Ibídem (p.158): ─¡La fin del mundo, Benitillo! ─pudo responder doña Chona, la madre de la fugada novia, antes de derrumbarse en un fatuto que le aguantó, a ratos echadito y a ratos salpeando como pescado en orilla, desde las nueve hasta las once dadas por la Catedral.