Cuestiones gramaticales

Género: masculino y femenino

  1. En español el género masculino, por ser el no marcado, puede abarcar el femenino en ciertos contextos. De ahí que el masculino pueda emplearse para referirse a seres de ambos sexos, como en Tengo cinco hijos: cuatro niñas y un niño. Desde un punto de vista lingüístico, no hay razón para pensar que este género gramatical excluye a las mujeres en tales situaciones. En el GLOSARIO se da información sobre los términos sexo y género.
  2. alumnos o alumnos y alumnas. El carácter no marcado del masculino hace innecesario el desdoblamiento en la mayor parte de los casos: buenos días a todos; estimados alumnos; los profesores de este centro. Es normal, sin embargo, el desdoblamiento como muestra de cortesía; por ejemplo, al comenzar un discurso o en los saludos de cartas y correos electrónicos dirigidos a varias personas: Damas y caballeros; Estimados alumnos y alumnas. También resulta natural el desdoblamiento cuando pueda quedar alguna duda de que las personas de uno y otro sexo están incluidas: Había desheredado a sus hijos y a sus hijas; Habló de la vida de los reyes y las reinas. Otra opción es aclarar la referencia inclusiva con alguna apostilla, como en ¿Cuántos hermanos tienes, entre hombres y mujeres?
  3. l@s niñ@s, les niñes, lxs niñxs. No se considera válido el uso de la arroba, la e o la x para hacer referencia a los dos sexos: l@s niñ@s, les niñes, lxs niñxs. Estos recursos contravienen las reglas gráficas y morfológicas del español. No se rechaza, en cambio, el uso de la barra (➤ O-174, b) o el del paréntesis si el desdoblamiento se considera indispensable en algún contexto: Queridos/as amigos/as o Queridos(as) amigos(as). Aun así, el abuso de este recurso hace que los textos resulten confusos. Debe evitarse asimismo la coordinación de artículos en estos contextos: los y las alumnas (➤ G-181, b).
  4. profesor/profesora, toro/vaca. En general, los nombres que pueden hacer referencia a seres sexuados masculinos y femeninos cambian su forma según el género, ya sea manteniendo la misma base, como en profesor/profesora o actor/actriz, o con bases distintas, como en toro/vaca, hombre/mujer o padre/madre.
  5. el/la mar, el/la bikini. Algunos nombres pueden usarse en masculino o femenino sin cambiar de forma ni de significado: el/la azúcar, el/la bikini, el/la lente, el/la pijama (o el/la piyama), el/la mar, el/la maratón, el/la sartén o el/la tanga. El uso de uno u otro género suele depender del área geográfica y ha podido variar en el tiempo.
  6. el/la estudiante. Algunos nombres presentan la misma forma para referirse a entidades de sexo masculino y femenino. Entre ellos se pueden destacar la mayoría de los terminados en -nte (el/la estudiante), en -ista (el/la artista) y otros como el/la pirata o el/la portavoz (➤ G-10, j).
  7. la persona, la víctima. Los llamados nombres epicenos son aquellos que se usan en un único género para referirse a seres sexuados masculinos y femeninos. Por ejemplo, persona es un nombre que, a pesar de ser femenino, puede hacer referencia a un hombre o una mujer: Juan/María es una persona buenísima. Otros casos semejantes son personaje, vástago, víctima, pareja (‘compañero en una relación’), genio (aunque se está extendiendo el uso de genia), bebé (aunque en algunas zonas se emplea la bebé, además de la beba), ángel, ídolo (aunque se está extendiendo ídola para el femenino), sujeto, etc.
  8. el cocodrilo macho/hembra. Son epicenos muchos nombres de animales, en los cuales el sexo se suele especificar añadiendo macho o hembra: la avispa macho/hembra, el cocodrilo macho/hembra, la lechuza macho/hembra, el mapache macho/hembra… En otros casos, sí hay forma doble: el elefante / la elefanta, el camello / la camella, el hipopótamo / la hipopótama.
  9. el miembro / la miembro / la miembra. En unos pocos nombres epicenos empieza a perderse la relación con el referente original, como en miembro o testigo. Se acepta en estos casos la variación de género (el/la miembro, el/la testigo), pero no la variación de forma (la miembra, la testiga).
  10. Nombres de cargos, títulos, profesiones y ocupaciones. En muchos casos los cargos han sido tradicionalmente ocupados por hombres y, por tanto, solo se ha empleado la forma masculina incluso para referirse a las mujeres que ocupaban ese cargo. El femenino designaba entonces a la esposa del hombre que ocupaba un determinado cargo: la gobernadora, la regenta, etc. Sin embargo, hoy se deben usar formas específicas para el femenino cuando los nombres son de dos terminaciones. Destacan estos casos:
    1. abogado/abogada, médico/médica. Si el masculino termina en -o, se usará la forma femenina acabada en -a, incluso en los casos en los que dicha forma coincida con el nombre de la disciplina: abogada, árbitra, arquitecta, bombera, científica, diputada, ingeniera, médica, ministra, música, notaria, química, técnica… Se exceptúan algunos nombres, como los que indican grados de la escala militar (la cabo, la sargento), además de la soldado, y otros como la modelo o la piloto (es poco frecuente aún la pilota).
    2. profesor/profesora, actor/actriz. Si el masculino termina en -or, en general el femenino se forma añadiendo -a (asesor/asesora, monitor/monitora, profesor/profesora, promotor/promotora…), pero en algunos casos se adopta la forma en -triz (actor/actriz, emperador/emperatriz…).
    3. bailarín/bailarina, marqués/marquesa. Si el masculino termina en -n o -s, en general se añadirá -a en femenino: guardián/guardiana, bailarín/bailarina, anfitrión/anfitriona, guardés/guardesa, marqués/marquesa, dios/diosa… Aun así, existen casos especiales que toman otras terminaciones para el femenino (barón/baronesa, histrión/histrionisa) y casos particulares, como el/la barman o el/la edecán y el/la rehén; esta última puede usarse como epiceno (Ella era nuestro rehén) o con variación de género (Ella era nuestra rehén).
    4. el/la conserje, alcalde/alcaldesa, jefe/jefa. Si el masculino termina en -e, el femenino puede no variar (el/la amanuense, el/la cicerone, el/la conserje, el/la orfebre, el/la pinche) o variar de distintas formas (alcalde/alcaldesa, conde/condesa, duque/duquesa; héroe/heroína; sacerdote/sacerdotisa, también la sacerdote; jefe/jefa, también la jefe; sastre/sastra, también la sastre; cacique/cacica, también la cacique).
    5. el/la estudiante, el presidente / la presidente o la presidenta. Si el masculino termina en -nte, el femenino normalmente no varía: el/la adolescente, el/la agente, el/la aspirante, el/la ayudante, el/la cantante, el/la conferenciante, el/la dibujante, el/la estudiante, el/la paciente… Aun así, en algunas zonas el femenino puede variar en estos casos: presidenta o clienta (usadas en España y algunas otras zonas, frente a la presidente o la cliente, más usadas en otras áreas), asistenta (usada en España en el sentido de ‘mujer que asiste en las tareas domésticas’, frente a la asistente para otras tareas: la asistente personal) y otros como dependienta e infanta, o tenienta, comandanta, almiranta (estos últimos poco frecuentes, pero usados en algunas zonas, frente a las formas más generales la teniente, la comandante o la almirante).
    6. el juez / la juez o la jueza. Si el masculino termina en -l o -z, son normales, y correctas, las formas invariables (el/la concejal, el/la apóstol, el/la aprendiz), pero cada vez son más frecuentes las formas con -a (albañila, aprendiza, concejala, edila). Se usa fiscala en algunas áreas americanas, pero predomina el uso de la fiscal. La forma jueza está extendida solo en algunas zonas (en otras se usa la juez); en España alternan la juez y la jueza.
    7. el/la artista, el poeta / la poeta o la poetisa, el modisto/modista. Si el masculino termina en -a, el femenino no suele variar: el/la artista, el/la atleta, el/la cineasta, el/la dentista, el/la guía, el/la logopeda, el/la pediatra, el/la periodista, el/la protagonista, el/la terapeuta… En algunos casos se adopta la terminación -isa o -esa: papa/papisa. En el caso de poeta, el femenino tradicional es poetisa, pero se está generalizando, y es igualmente correcto, el uso de la poeta. El caso de modista es particular: es común en cuanto al género por su terminación (el/la modista), pero existe también la forma modisto para el masculino.
    8. el/la maniquí. Si el masculino termina en otras vocales, incluida la y vocálica, el femenino no varía: el/la maniquí, el/la saltimbanqui, el/la gurú, el/la yóquey. Hay excepciones, como el rey / la reina.
    9. el/la auxiliar, el/la líder (o la lideresa). Si el masculino termina en -r tras vocal distinta de o o en otras consonantes, el femenino no varía: el/la auxiliar, el/la militar, el/la escolar, el/la ujier, el/la sumiller, el/la bachiller (es raro hoy bachillera), el/la mercader (es raro hoy mercadera), el/la faquir, el/la augur, el/la chef, el/la médium, el/la pívot. Es un caso especial huéspeda, muy usado en la lengua antigua, pero hoy mucho menos empleado que la huésped. Algunos nombres terminados en -r pueden tomar la terminación -esa en el femenino (el juglar/la juglaresa), pero se usa más, por ejemplo, la líder que la lideresa, y mucho más la chófer (o la chofer) que la choferesa.
    10. el/la portavoz, el/la fisio. Son invariables los compuestos (el/la portavoz, el/la guardameta, el/la sobrecargo) y los acortamientos (el/la fisio, el/la otorrino).
  11. Nombres de países y ciudades. Aunque el género de los nombres de países y ciudades puede variar, y no siempre es predecible, es posible establecer algunas tendencias:
    1. Suelen ser femeninos los terminados en -a: la Córdoba antigua, la vieja España… Aun así, puede haber variación en combinación con todo: todo/toda Barcelona, todo/toda Costa Rica.
    2. Suelen ser masculinos los que terminan en -a tónica o en otra vocal, así como los terminados en consonante: el Luxemburgo del futuro, el Irak de entonces. No obstante, en el caso de las ciudades, se admite el femenino si se sobrentiende ciudad: el Toledo medieval / la Toledo misteriosa, el Buenos Aires caótico / la misteriosa Buenos Aires. En ciertos casos, la alternancia de género se percibe en los adjetivos (México es gigantesco/gigantesca; Madrid no es tan antiguo/antigua como otras capitales) y en el cuantificador todo (todo/toda México), pero no en los artículos: el (no la) México de hoy; el (no la) Madrid de hace unos años.
  12. el Real Madrid, la Real Sociedad, la Roma. Los nombres de equipos deportivos, y especialmente de fútbol, suelen ser masculinos (el Real Madrid, el Boca Juniors, el Sevilla…), salvo que se sobrentienda o esté presente un nombre femenino (la Real Sociedad, la Cultural Leonesa…). Se usan como femeninos los nombres de algunos equipos italianos, que suelen asociarse con los nombres, femeninos en italiano, squadra ‘equipo’ o associazione ‘asociación’: la Roma, la Juve(ntus) o la Lazio (pero el Milan, el Inter de Milán o el Nápoles).
  13. el/la Internet, el/la Super Bowl, el Marca, la ONU. En el caso de muchos extranjerismos, neologismos, nombres de productos, etc., el género suele depender del nombre que se sobrentienda, pero también de muchos otros factores no siempre fáciles de determinar. Entre estos nombres se incluyen especialmente los siguientes:
    • los extranjerismos, adaptados o no, en los que los hablantes vacilan entre el uso como masculinos o femeninos: el/la Internet, el/la selfi, el/la tablet, el/la wifi…;
    • los nombres propios de productos, marcas y otros: los/las Crocs, el/la Super Bowl, el/la Coca-Cola (en femenino quizá porque se sobrentiende bebida y por influencia de la terminación, pero en masculino, menos frecuente, sobrentendiendo refresco);
    • los nombres de periódicos y revistas:

      el Diez minutos, el Marca, la Vogue, la Cuore;

    • las siglas y acrónimos, en los que es habitual, aunque no siempre ocurre así, tomar el género del núcleo de la expresión abreviada, como en la ONU (por organización) o el PRI (por partido).

     

    Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española:
    Libro de estilo de la lengua española [en línea], https://www.rae.es/libro-estilo-lengua-española/género-masculino-y-femenino. [Consulta: 27/06/2024].

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