apestado

Se documenta por primera vez, con la acepción '[persona] que tiene peste (| enfermedad que ataca a un gran número de personas o animales en un mismo lugar y durante un mismo período de tiempo)', en 1595, en el Tratado de la religión y virtudes que debe tener el príncipe cristiano de P. Ribadeneira, mientras que como 'persona que tiene una enfermedad epidémica y, en particular, la peste', se registra en 1599, en el Libro de la peste de L. Mercado. Como adjetivo y con la acepción 'que causa hastío, aversión o repugnancia' se atestigua en el Extracto de los Pronósticos del gran Piscator de Salamanca, desde el año de 1725 hasta el de 1744 (1725-1744) de D. de Torres Villarroel. En 1758, en la Historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas, de J. F. Isla, se cocumenta con el valor de '[persona] que está hastiada o cansada [de algo]'. Como adjetivo, con el significado '[persona] que es marginada, despreciada o discriminada por su forma de vivir o de pensar', se registra por vez primera en 1942, en el Diccionario general de americanismos de Santamaría y, poco después, se atestigua en La gallina ciega (1971) de M. Aub. Como sustantivo, con la acepción 'persona marginada o discriminada por su forma de vivir o de pensar' se documenta por vez primera en 1941, en Todo verdor perecerá de E. Mallea.

Los repertorios lexicográficos consignan otras acepciones: 'agripado' en el Lexicón de colombianismos (1964) de Alario de Filippo; 'dícese de una persona, animal o planta cuyo crecimiento es lento y atrasado', según el Diccionario del habla chilena (1978) de la Academia Chilena; 'persona que tiene una enfermedad venérea', en el Nuevo diccionario de argentinismos (1993) dirigido por Haensch y Werner; por último, las acepciones 'referido a persona, que tiene afán desmedido por algo' y 'referido a persona, amargada, malhumorada', se recogen, en 2010, en el Diccionario de americanismos de la ASALE.