dactilógrafo

Se documenta por primera vez, con la acepción 'el que practica la dactilografía (| técnica de comunicación utilizada por personas sordas y sordociegas que consiste en representar las letras del abecedario mediante configuraciones especiales de las manos, en el caso de personas sordas, o mediante su delineación en la palma de la mano, en el caso de personas sordociegas)', en 1846, en el primer tomo del Diccionario nacional o Gran Diccionario clásico de la lengua española, de Domínguez, bajo la variante dáctilografo. Esta acepción tan solo cuenta con ejemplos espigados en repertorios lexicográficos, motivo por el cual se muestra en último lugar, tras aquellas acepciones que sí contienen testimonios léxicos. Con la acepción 'persona que se dedica a la dactilografía (| técnica de escribir pulsando las teclas de una máquina que imprime caracteres alfanuméricos o musicales en un papel u otro soporte)', se documenta en 1887, en un artículo anónimo dedicado a la máquina de escribir, publicado en La Controversia (Madrid). En 1901 se atestigua el único ejemplo de la variante gráfica dactylógrafo, más cercana a la voz francesa dactylographe, en un anuncio de demanda de empleo publicado por un solicitante extranjero. El Diccionario de la lengua española, de Alemany, es el primero en consignar esta acepción el año 1917; posteriormente se incorpora al DRAE en 1925. La voz sinónima mecanógrafo (véase) se documenta con mayor profusión, particularmente en España. En 2009 se documenta por primera y única vez como adjetivo, con la acepción '[máquina] que escribe en dactilografía (| técnica de escribir pulsando las teclas de una máquina que imprime caracteres alfanuméricos o musicales en un papel u otro soporte)', como modificador del sustantivo máquina, en un artículo anónimo publicado en Los Tiempos (Cochabamba).

Se documenta por primera vez, con la acepción 'instrumento destinado a transmitir por medio del tacto, sobre un teclado, los signos de la palabra', en 1838, en la Memoria sobre los progresos de la física y la química en la carrera de las artes, de J. A. Balcells y Camps (concretamente, en la sección titulada "Maquinaria comprendidos los aparatos, máquinas é instrumentos de todas clases"). Más adelante, en 1893, se atestigua como 'máquina que sirve para imprimir caracteres alfanuméricos en un papel u otro soporte mediante la pulsación de unas teclas', en una noticia publicada el 17 de abril de ese año en la sección titulada "De todas partes", publicada en El Heraldo de Madrid. Tanto esta como otras noticias de la sección citada coinciden con varias de las publicadas el día anterior en el periódico francés Le Petit Journal, si bien en esta publicación no se emplea la voz dactylographe con el significado de 'máquina de escribir', sino con el de 'persona que se dedica a la dactilografía'. Con esta acepción se consigna en el Nuevo diccionario enciclopédico ilustrado de la lengua castellana (1901), de Toro y Gómez. El sustantivo sinónimo mecanógrafo (véase) también cuenta con escaso número de ejemplos, al ser más común el uso de máquina de escribir. Como 'teclado portátil que sirve para el aprendizaje de la dactilografía', se atestigua una única vez, en 1915, en un artículo de M. Herrero publicado en la Revista General de Enseñanza y Bellas Artes (Madrid). Con la acepción 'instrumento que sirve para tomar las huellas dactilares con la finalidad de identificar a las personas' se documenta en 1987, en un artículo de E. Bonilla, R. Ramírez y E. Jiménez publicado en el el tercer volumen de la publicación Estudios de Antropología Biológica.