escorbutado

Se documenta por primera vez, con la acepción 'que tiene escorbuto', en 1814, en un artículo periodístico de autoría anónima publicado en El Redactor general(Cádiz) en el que se recopilan las noticias acaecidas en Santiago de Chile unos meses antes, con un uso figurado referido a la llegada de un buque, para aludir a la enfermedad, tan habitual entre navegantes, que aquejaba a toda su tripulación: el escorbuto. Este adjetivo se atestigua en contadas ocasiones a lo largo del siglo XIX, ya que predomina, en el uso, su sinónimo escorbútico, que se registra con este valor desde 1728, en el primer tomo del Breve curso de nueva cirugía de A. Monravá y Roca. Además, referido a la dentadura, se atestigua, con la subacepción 'afectada por el escorbuto', en un artículo publicado en 1809 en El Aviso de La Habana(La Habana), en el que se recopilan las recomendaciones sobre higiene bucodental del odontólogo europeo J. C. Sánchez. Con la acepción 'persona que tiene escorbuto', se testimonia solo en una ocasión, en el Ensayo analítico sobre la naturaleza causas y curación de las calenturas thermo-adynamica y thermo-ataxica, llamadas calentura amarilla de América, vómito prieto, publicado en 1821 por J. Fernández de Madrid; igualmente, con este sentido, predomina y prevalece, en el uso, la voz escorbútico, que se consigna, desde 1725, en Medicina sceptica y cirugia moderna, de M. Martínez.