hidrofóbico

Se documenta por primera vez, en la acepción de 'persona que tiene hidrofobia (|enfermedad infecciosa)', en 1720, en la Febrilogía chyrúrgica de F. Suárez de Ribera (un poco antes que su sinónimo hidrófobo, registrado en 1729 en el tercer tomo del Theatro crítico universal de B. J. Feijoo) y se atestigua hasta mediados del siglo XIX. Como adjetivo, con el valor de 'perteneciente o relativo a la hidrofobia', se registra en 1727, en la Escuela médica de F. Suárez de Ribera; este mismo valor se documenta en el sinónimo hidrófobo en 1864 (en un artículo de La Iberia). Como adjetivo de posesión, con la acepción 'que tiene hidrofobia (|enfermedad infecciosa)', se recoge a partir de 1802, en la traducción que hizo J. Álvarez Guerra del Diccionario de Agricultura de Rozier; es, por tanto, posterior a su sinónimo hidrófobo (atestiguado en 1796, en un artículo del Diario de Madrid). Con la acepción 'que tiene o manifiesta hidrofobia (|sentimiento de rechazo e indignación intenso y violento)', se registra en 1852, en un artículo de El Áncora (Barcelona), un poco después que hidrófobo, que presenta el mismo valor en un artículo de 1846 publicado en El Eco del Comercio (Madrid). Igualmente como adjetivo, aunque con el significado de 'que repele el agua', la palabra se atestigua desde 1981, en las Actualizaciones en Biología de R. Castro et alii, y se limita a textos de carácter especializado sobre química o divulgativos; esta acepción es común con hidrófobo, que dispone de testimonios de este uso desde 1929, en un artículo de La Esfera (Madrid).