livianidad

Se documenta por primera vez, con la acepción 'cualidad de la persona que cambia de relaciones con facilidad', en 1554, en el Libro de la oración y meditación de L. de Granada. Desde entonces se atestigua en los textos ocasionalmente, por lo que apenas pudo competir con sus sinónimos. Como 'cualidad de la persona que actúa con poca reflexión o sensatez' se registra en 1599, en el Libro de la imitación de Cristo de F. Arias. En 1843, en la "Historia de Don Alfonso de Córdoba y Doña Catalina de Sandoval", publicada en el Aguinaldo puertorriqueño, se registra con el valor 'relación o juego amoroso superficial'. Ya en el siglo XX, livianidad se documenta con los siguientes significados: 'cualidad de aquello que tiene poco peso', desde 1922, en una publicación de la revista Arquitectura (Madrid); 'cualidad de aquello que tiene poca importancia o gravedad', en noticias de prensa a partir de 1980; y 'cualidad de la persona que se queda en la parte superficial de algo', en 1995, en un artículo de C. Torreiro publicado en Historia del cine español.