Los puntos suspensivos (I). Usos principales

QUÉ SON

Los puntos suspensivos constituyen un signo de puntuación formado por tres puntos consecutivos (…) sin espacio entre ellos.

Deben ser únicamente tres. No debe quedar espacio entre los puntos suspensivos y la palabra que los precede, pero sí ha de haber un espacio de separación respecto de la que los sigue. Si van seguidos de otro signo de puntuación, dicho espacio no debe existir:

Seguían pasando los días..., pero nada cambiaba.

Cuando cierran el enunciado, la palabra siguiente debe escribirse con mayúscula inicial: El caso es que si llueve... Mejor no pensar en esa posibilidad. En cambio, si el enunciado continúa tras ellos, la palabra que sigue se inicia con minúscula: Estoy pensando que… aceptaré la propuesta; en esta ocasión debo arriesgarme.

PRINCIPALES USOS DE LOS PUNTOS SUSPENSIVOS

Tienen como función principal señalar una suspensión o una omisión en el discurso. Ello puede responder, o bien al deseo de quien escribe de dejar en suspenso el enunciado, con intención enfática o expresiva, o bien a la conveniencia o necesidad de indicar que parte del texto se ha omitido. Estos son los casos más significativos:

Para indicar la suspensión del discurso con finalidad expresiva. Cuando se utilizan respondiendo a necesidades expresivas de carácter subjetivo, funcionan como indicadores de modalidad. Estos son algunos de sus valores:

• Señalan una pausa transitoria que expresa duda, temor o vacilación:

Te llaman del hospital... Espero que sean buenas noticias.

Quería preguntarte..., bueno..., que si quieres ir conmigo a la fiesta.

• Dejan el enunciado incompleto y en suspenso con el fin de crear expectación:

Si yo te contara...

o por cualquier otro motivo:

Fue todo muy desagradable... No quiero seguir hablando de eso.

• En ocasiones, sin que impliquen omisión, la pausa que señalan persigue demorar enfáticamente el enunciado:

Ser... o no ser... Esa es la cuestión.

Para señalar omisiones. Indican que se ha omitido una parte del texto, bien porque es innecesaria para descifrar el mensaje, bien porque resulta ya conocida para el lector. Estos son los casos más destacables:

• Señalan la interrupción voluntaria de un discurso cuyo final se da por conocido o sobrentendido por el interlocutor. Esta circunstancia es especialmente frecuente cuando se reproduce un refrán o un fragmento literario de sobra conocido:

A quien madruga..., así que dense prisa.

Y comenzó a recitar: «Con diez cañones por banda...».

• Al final de enumeraciones abiertas o incompletas, cumplen la misma función que la palabra etcétera o su abreviatura:

Puedes hacer lo que quieras: leer, ver la televisión, oír música...

Debe evitarse, por redundante, la aparición conjunta de ambos elementos. No serían correctas, por tanto, Puedes hacer lo que quieras: leer, ver la televisión, oír música, etc..., ni Puedes hacer lo que quieras: leer, ver la televisión, oír música…, etc.

• Sirven para insinuar, evitando su reproducción, expresiones o palabras malsonantes o inconvenientes; a veces se colocan tras la letra inicial del término que se insinúa:

¡Qué hijo de... está hecho!

Vete a la m... No te aguanto más.

El mismo procedimiento se utiliza cuando se quiere ocultar un nombre o cualquier otro dato:

Don Manuel R… era un verdadero sinvergüenza.

• Entre corchetes [...] o, menos frecuentemente, entre paréntesis (...), indican la supresión de una palabra o un fragmento en medio de una cita textual:

«Fui don Quijote de la Mancha y soy agora [...] Alonso Quijano el Bueno» (Cervantes, el Quijote).

     

    Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española:
    El buen uso del español [en línea], https://www.rae.es/buen-uso-español/los-puntos-suspensivos-i-usos-principales. [Consulta: 30/06/2024].

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