claviórgano

Se documenta por primera vez, con la acepción de 'instrumento musical híbrido de cuerda percutida y viento, resultado de la combinación de un clave y un órgano pequeño compuesto de tubos, que se pueden tocar conjuntamente o por separado' en las Cuentas de Gonzalo de Baeza, de 1499. El instrumento no gozó de una larga trayectoria musical activa, por lo que la voz claviórgano, que sigue documentándose ocasionalmente hasta inicios del siglo XVIII, va a ver restringida su aparición a los repertorios lexicográficos y a los diversos textos de carácter musicológico, especialmente los que tocan aspectos de la historia musical.