tristel

tristel. (Arc.; de cristel, ídem). m. Lavativa o ayuda.

                27-vii-1752 (2011) Anchieta y Alarcón Diario ii (1414, p.42): Yo fui a verlo y díjele a Perdomo, el nuevo cirujano que estaba allí, que aquello no era cólico sino que es principio de gran enfermedad y que no dudaba era gran tabardillo, que llamaran [al] médico. Dijeron que ya se sosegaba con un tristel y repliqué, que no hay que confiar porque es más que cólico, que quiera Dios que no sea, pero que le veía malas señales. 1798 (1996) Betancourt Quadernos (p.206): En este día, 22 y 23 febrero 98, me puse tres lavatibas con un tristel de don Francisco Avilés.

                1846 (1920) Lugo Coleczión (p.340): Tristel, s.m. Jeringa para tomar lavativas. c1860 Pérez Galdós Voces (p.136): Tristel. Crister. a1887 (1993) Maffiotte Glosario (p.119): Tristel. Corr[upción] de Clistel. 1899 Pícar Tiempos mejores (pp.81-82): Por fin ajeitamos á aquellos bagañetes para cojer un güiro al belitre que se cubría con el jato y el balayo, y cuando nos vido refistoleando se enrabiscó tanto, que no encontrando otra cosa á mano, nos tiró un fonil, un tristel, una limeta y un chanco que tenía escondidos en la casa puerta, alcanzando a Frasco que le tenía cogida la camella y poniéndole los besos como una marimoña.

                1905 Pícar Ageneré (p.91): Tristel. Jeringa, el aparato con que se pone la enema [...]. 1906 Pícar La bruja de las Peñuelas (p.7): [...] él robaba las castañas de la brabera y los porretas de la barrica, frotaba con pimienta el pitorro del tristel, volcaba las limetas, anudaba los novelos, hurgaba el pipe de la niña casadera y escarbaba caruncho para las escoriaciones de las «verijas». 1916-17 (1986) Quesada/Rodríguez Yáñez Banana Warehouse (p.293): ─¿Dónde está el tristel? ─Ay en el cuarto de baño debe estar. ─Bueno, pues dile a la criada que me tibie un poquito de agua me que voy a poner una lavativa, que hace diez días que no obro. 1918 Reyes Serie de barbarismos (p.218): (No digáis) Tristel. (Decid) Clistel o clister, jeringa. 1924 Millares Léxico de GC (p.182): Tristel. Se trata seguramente de una deformación de «clister» eufónico galicismo «clystère» que designa un instrumento ya en desuso pero bien conocido y aun más odiado por los que fueron niños al mismo tiempo que nosotros. Los que aquí se usaban, de fabricación inglesa, eran de metal blanco, de diversos calibres, y se vendían dentro de unas cajitas de madera blanca que nos parece estar viendo. 14-i-1946 (1969) Guerra Cuentos i (p.362): ¿Tú no tienes un tristel, de esos de las ayudas, Venturilla?

¨Mientras en la península la voz era una rareza ya en el siglo xix, en Canarias continuó empleándose hasta bien entrado el siglo xx, aunque hoy solo pertenece ya al léxico pasivo de los más viejos. Como explica Laguarda (p.78), que anota la palabra en Uruguay, «La forma tristel proviene de una asimilación regresiva para la t y de la sustitución lineal de r por j en la palabra clister o jeringa para lavativa». En el Dicc. textos médicos antiguos i (s.v. clister) se reúnen varios ejemplos del siglo xv en los que se usa tristel. Vid.t. el corde. Rodríguez Marín la incluye en su relación de voces castizas, y el citado Laguarda reproduce este ejemplo, «"E fagan tristeles con enxundias", que pertenece al Lilio de Medicina, obra escrita en 1303 por el médico y profesor de la Universidad de Montpellier, Bernardo de Gordon y traducida al castellano anónimamente y editada en Sevilla en 1495 (fol. 157 verso del libro vi)». Así pues, concluye el propio Laguarda, «la voz tiene su origen en la España peninsular y Canarias ha servido de escala en el tránsito de la palabra hacia América». MacCurdy (p.510) la documentó asimismo en el dialecto canario de Luisiana.

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ISBN 978-84-88366-95-5 (o.c.)978-84-88366-93-1 (v.1) 978-84-88366-94-8 (v.2)