guaquería

Se documenta por primera vez, con la acepción 'actividad consistente en buscar tesoros en las guacas', en 1928 en la novela de T. Carrasquilla titulada La marquesa de Yolombó, en boca de un personaje del ámbito rural. Este mismo autor emplea nuevamente el vocablo en otra novela, Hace tiempo (1935-1936) y se consigna, en 1931, en el Diccionario de americanismos de Malaret, a partir de ese momento se registra con cierta frecuencia hasta la actualidad como palabra propia de Colombia. Como 'búsqueda de esmeraldas de forma ilegal' se atestigua por vez primera en el Nuevo diccionario de colombianismos de Haensch y Werner, publicado en 1993 y posteriormente figura en un artículo publicado en el diario El Tiempo (Bogotá), en 1998. 

Como 'profesión y oficio de guaquero' se registra en la obra Quechuismos usados en Colombia (a1921), de Tascón (quien define la voz del siguiente modo: "oficio de guaquero; arte de cavar guacas"). Por su parte, Malaret en Correcciones al Diccionario de americanismos y al Lexicón de fauna y flora (1951) lo atestigua como 'tesoro enterrado' y 'registro de guacas'.