guitarro

Se documenta por primera vez, con la acepción de 'instrumento musical de cuerda pulsada parecido a una guitarra pequeña, compuesto por una caja de resonancia en forma de ocho, un mástil con trastes, de cuatro a diez cuerdas, que producen un sonido agudo, y un clavijero', en la composición anónima titulada "El amor peregrino. Tonadilla a solo para María Ladvenant ", incluida en Tonadillas teatrales (1764). En el siglo XIX su uso se hace algo más frecuente y en el XX se documenta con mayor asiduidad a ambos lados del Atlántico, si bien son más abundantes los ejemplos españoles. El primer diccionario que consigna la voz es el DRAE de 1803, que la considera sinónima de guitarrillo; esa definición se mantendrá sin apenas variaciones hasta 1970, cuando se sustituye por la actual. Parece, no obstante, que guitarro y guitarrillo se emplean habitualmente como sinónimos; así lo sugiere el hecho de que ambas voces se documenten en algunas ocasiones en la misma obra  (como sucede en Misericordia de B. Pérez Galdós, de 1897) en contextos semejantes.

En diferentes repertorios lexicográficos y en atlas lingüísticos se recogen otras acepciones; así, en 1855, en el Diccionario enciclopédico de la lengua española de la editorial Gaspar y Roig ya se indica que en el dominio aragonés se emplea esta voz para referirse "a uno que es de poca estatura". En 1961 se recoge en el ALEA con el valor de 'suelo del carro de bueyes' y en 1980, en el ALEANR como 'zancarrón del jamón'.

Notas filológicas

En las Consideraciones sobre losEvangelios de los domingos de Adviento de fray Alonso de Cabrera (a1598, edición de 1906), obra incluida en el corpus, se localiza el siguiente pasaje: "Parécenme en este caso los siervos de Dios como quien por no oir un guitarro destemplado acompañado de una mala voz, desentonada, se tapase las orejas". No obstante, se ha de descartar ese testimonio, dado que la lectura correcta es guitarrón, tal como muestra la consulta del primer tomo de Consideraciones en los Euangelios de los domingos de Aduiento, y festiuidades que en este tiempo caen, hasta el Domingo de la Septuagesima (Barcelona, Lucas Sánchez, fol. 324: "Parecenme en este caso los sieruos de Dios como quien por no oyr vn guitarron destemplado, acompañado de vna mala voz, desentonada, se tapasse las orejas").