podagra

Diccionario histórico de la lengua española (2013- )

podagra s. (1236-)
podagra, pódagra, podagre, pódraga, podragra
Etim. Voz tomada del latín podagra; y esta, a su vez, del griego podágra 'trampa que coge el pie' (véase OLD, s. v. ).

Se documenta por primera vez, con la acepción 'enfermedad caracterizada por un aumento del ácido úrico en la sangre y localizada en el pie', en torno a 1236, en la Vida de Santo Domingo de Silos de Berceo, en la que se indica que un confesor "avié de podagra los piedes cofondidos". Este mal que "comiença [...] mayormente cerca el dedo mayor", en la articulación metatarsofalángica, tal y como se explica en la traducción del Tratado de cirugía de Guido de Cauliaco (BN INC/196) de 1498, sin embargo, no se consignará en un repertorio lexicográfico hispánico hasta 1606, cuando se registra en la obra de Alonso y de los Ruizes de Fontecha y, más de un siglo después, en 1737, en el Diccionario de Autoridades académico. Al parecer, uno de los remedios más efectivos contra esta dolencia, que se creía hereditaria e "incurable por natura" (cf Reprobación de las supersticiones y hechicerías  de P. Ciruelo, 1538), era el agua extraída de la cocción de la hierba de San Juan o de las acelgas, según explica A. Chirino, en las primeras décadas del siglo XV.  Como se relata, en el ecuador del siglo XIII, en Vidal Mayor , y en muchos otros testimonios posteriores, existe una oposición entre "podraga, que es dito emfermedat de los pies, o ciragra, que es dito emfermedat de manos", esto es, en función de las extremidades afectadas por este tipo de gota. Este vocablo experimentará, desde fechas muy tempranas, una extensión semántica que le llevará a designar, al igual que gota, su sinónimo, la 'enfermedad causada por el aumento de ácido úrico en la sangre y caracterizada por la hinchazón, rigidez y dolor agudo en las articulaciones de las extremidades', acepción atestiguada, al menos desde 1429, en Menor daño de la medicina (Esc. b. IV.34) de A. Chirino ("Dela podraga que se llama gota. Esto conteçe en pies & en manos & rodillas esto se faze de humores djuersas mescladas en vno las quales non son entendidas & por ende es graue alos medicos de Remediar"). Con este valor se consigna, por vez primera, en 1788, en el Diccionario castellano de Terreros y Pando y, unas décadas después, en el DRAE de 1843. Ya en el siglo XIX algunos repertorios apuntan el posible carácter anticuado o arcaico de este nombre "dado por los antiguos a la gota que ataca en las articulaciones de los pies, y aun por estension a todas las clases de gota" (Suplemento al Diccionario enciclopédico de la lengua española de la editorial Gaspar y Roig, 1855); y ya en el siglo XX es una voz obsoleta, como indica el testimonio de S. Madariaga en la Vida del muy magnífico señor don Cristóbal Colón (1940-1947), quien "padeció la gota o podagra, como entonces se la llamaba". Asimismo, a menudo se atestigua, con este valor, en binomios sinonímicos unidos por el nexo o, en los que se incluye el tecnicismo (o voz culta, podagra) de la voz propia del léxico común (representado por gota); de hecho, se ha optado por asignar los testimonios de este tipo a la segunda acepción, ante los problemas de interpretación que pueden causar. Esta voz se testimonia, fundamentalmente con la variante podagra, desde el siglo XIII hasta la actualidad, tanto en textos o tratados médicos (sobre todo en las primeras documentaciones) como en textos divulgativos y artículos de prensa.  Por otro lado, se registra, al menos desde 1250, con la acepción, propia del ámbito de la veterinaria, de 'enfermedad caracterizada por un aumento del ácido úrico en la sangre y localizada en las patas de algunas aves', en Moamín. Libro de los animales que cazan, redactado por A. Toledo, y  con una variante que coincide con la forma francesa para designar este mal de los pies, podagre (cf. TLFi ), que se explica que este se da cuando a los azores  "les inchan los pies", uno de los síntomas más perceptibles de esta afección. Como se deduce de este testimonio, entre otros, a aves como el milano, el cernícalo, el halcón o la graja, se les atribuyen síntomas e, incluso, partes del cuerpo propias del ser humano (véanse, por ejemplo, las recomendaciones que, para la cura de esta enfermedad, aporta M. Agustín en su Libro de los secretos de agricultura, casa de campo y pastoril, publicado en 1703: "Enfermedades del cernicalo, y sus curas [...]. Si tuviere podagra, conviene ungirle los pies, y tambien la percha donde reposa, con zumo de la yerva cerrajas [...]"). De modo análogo, desde finales del siglo XV, en la traducción de El Libro de Proprietatibus Rerum de Bartolomé Ánglico realizada en 1494 por V. Burgos, documentamos este mal gotoso localizado en las extremidades de otra serie de animales, concretamente, de cuadrúpedos como el caballo, el camello, el perro o la vaca. Tal y como certifica  F. Iglesia Darrac en el volumen I de sus Ensayos sobre los verdaderos principios de la equitacion, ó teoría de la escuela de á caballo de 1805,  "la chiragra, en el caballo, es la enfermedad que en el hombre se llama gota. En los remos delanteros del bruto se llama chiragra, y en los traseros podagra"; esto es, el autor aplica el criterio que parte de la anatomía del hombre y de la localización de las articulaciones afectadas, para dar nombre a dos de los subtipos de esta enfermedad. Así, tras la actuación de la metáfora, las manos (o brazos), en los cuadrúpedos, corresponden a las patas delanteras, y los pies (o piernas), a las traseras. Si bien estos valores de podagra atribuidos a los animales no se consigan en los repertorios lexicográficos del español, se registran, con relativa frecuencia, hasta la última década del siglo XX, en diversos tratados especializados en ese ámbito. Por último, con un sentido humorístico e irónico, atestiguamos el término podagra con un significado (comúnmente atribuido a la gota, su sinónimo) de 'cantidad pequeña [de un líquido]', entre 1629 y 1631, en La culta latiniparla de Quevedo, en la que este defiende que: "porque la palabra «gota» es muy facinorosa y para los oyentes abunda de cosquillas, si se ofreciere decir: «deme una gota de agua» o «deme dos gotas de vino», diga: «denme una podagra de agua» o «denme dos podagras de vino»". Por su parte, acaso con un matiz irónico de tipo quevedesco o con un afán de elevar un discurso, por lo general, no considerado como culto, consignamos el pseudocultismo podagra, con este valor, en la prensa digital dedicada a las celebridades de Hollywood o de Chile, de las que se comenta, entre otros aspectos, que últimamente se muestran "en redes sociales sin una podagra de maquillaje" (cf. "Mandel sin maquillaje", noticia publicada, a comienzos del año 2017, en Tvyfarandula.com (Santiago de Chile)).

  1. ac. etim.
    s. f. Enfermedad caracterizada por la hinchazón, rigidez y dolor agudo en las articulaciones del pie y, en particular, la causada por el aumento de ácido úrico en la sangre.
  2. Acepción en desuso
  3. s. f. Vet. Enfermedad caracterizada por la hinchazón, rigidez y dolor agudo en las articulaciones de las patas de algunas aves y, en particular, la causada por el aumento de ácido úrico en la sangre.
  4. 1⟶extensión significado
    s. f. Enfermedad caracterizada por la hinchazón, rigidez y dolor agudo en las articulaciones de las extremidades y, en particular, la causada por el aumento de ácido úrico en la sangre.
  5. s. f. Vet. Enfermedad caracterizada por la hinchazón, rigidez y dolor agudo en las articulaciones de las extremidades traseras de algunos cuadrúpedos y, en particular, la causada por el aumento de ácido úrico en la sangre.
  6. s. f. humor. irón. Cantidad pequeña [de un líquido].
podagra2 s. (1887)
podagra
Etim. Voz tomada del francés podagre 'podagroso, gotoso'; y esta, a su vez, del latín podagra.

Esta voz, muy rara, se documenta únicamente, con la acepción 'persona que tiene podagra', en 1887, en varios pasajes de la traducción de Higiene terapéutica: la higiene alimenticia por el Dr. Dujardin Beaumetz realizada por G. Reboles Campos, en la que se recomienda a los enfermos de este tipo de gota que afecta al pie que beban abundante cantidad de agua ("en règle générale, vous devez permettre aux podagres de boire abondamment"), al tiempo que se proscribe el consumo de bebidas alcohólicas, pues, tal y como explica, en el original, el Dr. Dujardin Beaumetz, "ce qui a amené cette proscription des boissons alcooliques, c'est qu'en effet, prises avec excès, elles sont un des facteurs de la goutte et des accès goutteux".

    Acepción en desuso
  1. ac. etim.
    s. m. y f. Persona que tiene podagra.

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