estólica

Se documenta por primera vez, bajo la forma estorica y en la acepción de 'arma de tiro usada para lanzar flechas o dardos, consistente en un palo ancho con un gancho fijo en un extremo, sobre el que se apoya el proyectil cuando se propulsa manualmente', en el Sumario de la natural y general historia de las Indias (1526) de G. Fernández de Oviedo y, posteriormente, como estólica, en la Crónica del Perú (1553) de P. Cieza de León. Se registra principalmente en textos de cronistas de Indias, en que se describe como un arma propia de los indígenas y a menudo se detalla su morfología y funcionamiento. En ciertas ocasiones se presenta como sinónimo de amiento (así, en la obra citada de G. Fernández de Oviedo), si bien se percibe en algunos ejemplos cierta confusión entre el nombre del proyectil y el del propulsor. En el glosario de armas indígenas que incluye J. de Velasco en su Historia del reino de Quito en la América Meridional (1789), se especifican las partes de la estólica: "Estolica: Instrumento de arpón o dardo arrojadizo, largo 12 palmos. Consta de dos partes: una llamada Cumana, donde hace coz el arpón, la cual se queda en la mano, y la otra, Hauchi, que es el arpón y volando una cuadra atraviesa un tigre". Este mismo autor, no obstante, se refiere en otro lugar de la misma obra a las estólicas como "la más terrible especie de grandes dardos arrojadizos" y también A. Vázquez de Espinosa, en su Compendio y descripción de las Indias Occidentales (1629), parece interpretar que son una parte de las armas arrojadizas que se lanzaban con ellas ("sus armas eran varas con estolicas, que son como puntas de lansas, y Macanas"). El uso de este vocablo decae drásticamente a partir del siglo XVIII y ya en el XX se localiza básicamente en obras especializadas en Historia o Antropología. No hay apenas testimonios lexicográficos de esta voz, si bien se consigna, por ejemplo, en el Glosario de voces de Armería (1912) de E. Leguina.