flauteo

Se documenta por primera vez, con la acepción 'conjunto de registros e hileras de tubos construidos en un mismo diapasón o bajo unas mismas proporciones, que constituye el núcleo principal del órgano, llamado así por la analogía de forma, funcionamiento y sonido de la flauta, y que se sitúa generalmente en la fachada del instrumento', en 1828, en un artículo publicado en  Diario Balear (Palma de Mallorca) . Como 'canto de algunas aves cuyo sonido se parece al producido por la flauta' se registra en "El poeta y la cotorra", composición de J. J. de Mora publicada en 1831 en  Cartas Españolas (Madrid) . Con el valor 'sonido característico producido por una flauta o por otro instrumento musical' se atestigua en 1849, en una pieza aparecida en El Heraldo (Madrid). En la acepción 'serie de golpes dados con la intención de castigar a una persona o de mortificarla para que confiese algo' se documenta únicamente en 1886, en la obra  Autonosuya  (1886) de F. Fontanilles y Quintanilla. Como 'discurso evasivo y que esconde falsedades' se registra en 1892 en el periódico  Las Baleares (Palma de Mallorca) . En Uruguay se emplea como 'traslado sorpresivo de una cárcel a otra o de la celda al espacio donde se practica la tortura' en 2003, en la obra  Crónicas de una derrota , de J. J. Martínez.

Con la acepción 'acción de flautear con los dedos en el pelo' se consigna en 1951, en el Vocabulario andaluz de Alcalá Venceslada.