lázaro

Diccionario histórico de la lengua española (2013- )

lázaro s., adj. (1494-)
lázaro, lazarón, lazareto
Etim. Del antropónimo Lázaro.

Se documenta por primera vez, en la acepción de 'persona que tiene la lepra' en 1494, en la traducción que hizo fr. V. de Burgos de El libro de Proprietatibus Rerum de Bartolomé Anglicus. Este valor a partir de mediados del siglo XVII cae en desuso a partir de mediados del siglo XIX se se circunscribe su empleo a América, tanto en obras literarias e históricas, como en los diccionarios. Posteriormente se atestigua también lázaro como 'persona que pide limosna habitualmente' en la obra de fr. A. de Cabrera De las consideraciones sobre todos los evangelios de la Cuaresma (a1598), significado inspirado en la parábola del Evangelio de Lucas del hombre rico y el mendigo Lázaro y así se percibe en los testimonios hasta la actualidad. Como 'persona que se vale de su astucia y de tretas y engaños para sobrevivir' parece retomar el valor de pícaro que tenía el personaje del Lazarillo de Tormes, y que recogía el Diccionario de Autoridades (1734) como "taimado, astuto y redomado", que únicamente J. Capmany emplea en un artículo publicado en 1995 en ABC (Madrid). El Lazarillo inspira también algunos ejemplos con el valor de 'persona que guía y acompaña a otra necesitada', como hacía E. Castelar en un Discurso pronunciado ante el Jurado [...] en defensa del periódico "La Democracia" (1856). Finalmente, despierta en el imaginario colectivo también el personaje bíblico de Lázaro de Betania al que Jesucristo resucitó, de ahí que lázaro recoja el significado de 'persona que resucita' que se emplea mayoritariamente en contextos de uso figurado. Sobre la confluencia de los tres Lázaros que inspiran estas acepciones hablaba J. Caro Baroja en el Prólogo de Fuentes etnográficas en la novela picaresca. I. Los "Lazarillos" de A. Cea Gutiérrez y J. Álvarez Barrientos (Madrid, CSIC, 1984, pp. 9 y 10).

En el Léxico español de toros de Torres (1989) se consigna como 'cualquier toro en el momento que se acerca el puntillero', pero no hay más testimonios de este uso.

Estar hecho un lázaro, con el significado de 'tener el cuerpo cubierto de llagas', se recoge en los Opúsculos gramático-satíricos de A. Puigblanch publicados hacia 1832 y se documenta exiguamente, si bien queda consignado en los diccionarios hasta la actualidad.

El mal de San Lázaro (véase mal) es una 'enfermedad infecciosa crónica, caracterizada por manifestaciones cutáneas y nerviosas como tubérculos, manchas, úlceras y cierta pérdida de sensibilidad' que se documenta en 1513 en la Agricultura de Herrera, sinónimo de lepra. Por último, las tablillas de San Lázaro (bajo tablilla) es la denominación de una 'carraca que usan los leprosos para avisar de su presencia y pedir limosna' que recoge Suárez Figueroa en 1617 en su obra El Pasajero.

  1. s. m. y f. Persona que tiene lepra.
    1. s. En ocasiones, en aposición.
  2. s. m. y f. Persona que pide limosna habitualmente.
  3. adj. Persona que se vale de su astucia y de tretas y engaños para sobrevivir.
  4. s. m. y f. Persona que acompaña y guía a alguien.
  5. s. m. y f. Persona que resucita. En alusión al personaje bíblico de Lázaro.
  6. Acepción lexicográfica
  7. adj. Taurom. "Cualquier toro en el momento que se acerca el puntillero" (Torres, Léx esp toros-1989).
  8. Acepción lexicográfica
  9. adj. "Lazarino (| Que padece el mal de san Lázaro)" (RAE, DLE 24.ª ed.-2014).
estar hecho un lázaro
    Acepción en desuso
  1. loc. verb. Tener el cuerpo lleno de llagas.

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