pirófono

Con la acepción de 'instrumento musical de viento y tecla parecido al órgano, compuesto por uno o varios teclados y una serie de tubos de vidrio que contienen en su interior llamas de gas que producen sonido al separarse mediante la presión de las teclas' se documenta por primera vez en una noticia aparecida en 1873 en El Pensamiento español (Madrid), en que se alude a la utilización de este nuevo invento musical en la representación en París de la ópera Jeanne d'Arc de Gounod ese mismo año. La voz se registra con cierta frecuencia durante el último tercio del siglo XIX, en publicaciones que se hacen eco del nuevo invento musical; e incluso aparece recogido en el Diccionario técnico de la música de Pedrell (1894). No obstante, ya en un artículo del Orbe (Madrid), de 1933, se habla de este instrumento musical como un invento que no pasó de la fase experimental y no quedó para la práctica musical. Las últimas documentaciones de pirófono como instrumento musical aparecen ya como recuerdo del invento en escritos de carácter literario.

Con la acepción de 'aparato que avisa mediante sonidos de las elevaciones térmicas, generalmente provocadas por el fuego' se documenta por primera vez en un artículo de la Gaceta Médica de México, en 1895, escrito por Maximino Río de la Loza (inventor del dispositivo), y se registra en la prensa durante un periodo breve de tiempo. La escasa frecuencia del vocablo pirófono en esta acepción y su ulterior desaparición puede deberse a que, según la información que aportan las escasas documentaciones, el pirófono es, al parecer, un mecanismo básico de respuesta ante las elevaciones térmicas que, finalmente, va a hallar su aplicación práctica en diversos sistemas de termostato y de alarma.