enagüilla

Se documenta por primera vez, en la acepción 'falda corta que llevan algunas imágenes de Cristo crucificado', en 1782, en la Traducción de El pintor christiano y erudito ó Tratado de los errores que suelen cometerse freqüentemente en pintar y esculpir las Imágenes Sagradas, I, de Juan Interián de Ayala, efectuada por L. de Durán y de Bastero; a partir de ese momento se registra de manera regular hasta la actualidad. Con este valor se consigna en el DRAE de 1925. Como 'prenda de vestir ancha y suelta que, a modo de túnica, cubre todo el cuerpo' se registra en 1834, en la "Carta de Fígaro a un bachiller su corresponsal". Con la acepción 'falda para hombre propia del traje tradicional o de la indumentaria de algunos regimientos militares de Escocia' se atestigua en 1836, en un artículo publicado en El Nacional: Diario de la tarde (Madrid). Como 'vestido largo para bebés' (sinónimo, por tanto, de naguado y enaguado), se registra desde 1840, en la Biografía de niños. Tratado de educación. Con la acepción 'calzón ancho y de longitud variable', rara, se atestigua en 1844, en la Vida de Pedro Saputo (1844) de B. Foz. Como 'falda corta para hombre propia del traje de los danzantes en algunos bailes tradicionales', propia del área central de España, se atestigua desde 1886, en un artículo de T. Gallego publicado en El Liberal (Madrid). Con la acepción 'hombre que no tiene ánimo o valor para enfrentarse a un peligro, para soportar una desgracia o para emprender acciones importantes' se registra en 1902, en un artículo de M. Rodríguez Codolá publicado en La Vanguardia (Barcelona).

En 1732, en el Diccionario de Autoridades, se consigna la acepción 'enagua de bayeta negra que usaban los hombres en algunos lutos mayores'.