estenógrafo

Se documenta por primera vez, con la acepción 'persona que se dedica a la estenografía (| técnica de transcribir, mediante signos y abreviaturas, un discurso o una melodía a la misma velocidad a la que se emiten los sonidos)', en 1880, en el Diario de Madrid, en una carta de J. Álvarez dirigida a F. Martí, en la que critica la obra recién publicada de este último, Stenographía ó arte de escribir abreviado. En este primer testimonio se atestigua la variante estenografo, mientras que en la respuesta de F. Martí a J. Álvarez, publicada tan solo unos días después, se registra por primera y única vez la variante stenographo. Esta voz se consigna en 1846 en el Diccionario nacional de Domínguez y se incorpora al DRAE en 1884. Aunque el uso de esta voz pervive hasta hoy, el sustantivo sinónimo taquígrafo registra una frecuencia de uso ciertamente mayor.

E stenógrafo-mecanógrafo se atestigua desde 1909 como 'persona que se dedica al uso combinado de la estenografía y la mecanografía', en un artículo anónimo de la publicación espiritista Lo Maravilloso (Madrid). Por su parte, estenógrafo-dactilógrafo se documenta tan solo una vez, en aposición al sustantivo secretario, en 1958, en un anuncio publicado en el diario ABC (Madrid), con la acepción 'persona que se dedica al uso combinado de la estenografía y la dactilografía'.

Se documenta por primera vez, con la acepción 'instrumento que sirve para transcribir un discurso a la misma velocidad a la que se emiten los sonidos mediante la pulsación de unas teclas que imprimen signos taquigráficos o un número reducido de caracteres alfanuméricos', en 1867, en un artículo sobre la actualidad científica de V. Velasco, publicado en El Pabellón Nacional (Madrid). Los testimonios de esta voz son muy escasos. Algunas documentaciones recientes muestran que se emplea, con el sustantivo, el modificador eléctrico, si bien esos ejemplos se refieren a instrumentos que no se han materializado: la primera de estas citas se localiza en un relato de ciencia ficción recogido en la revista Caras y Caretas (Buenos Aires) y la segunda (de 1995), en una colección de ensayos sobre psicología y educación.