4 Uso de las mayúsculas

4.6 La mayúscula en los nombres propios y las expresiones denominativas

4.6.1 casos en que debe utilizarse la mayúscula inicial

Se escriben con mayúscula inicial:

a) Los nombres propios de persona, tanto nombres de pila como apellidos:Ana de la Torre, María del Pilar Ruiz, Aureliano Buendía. También los hipocorísticos (variantes familiares del nombre de pila): Tina, Lucho, Pili, Luismi. La mayúscula se mantiene en los usos en plural: Las Anas suelen ser muy traviesas; No conozco muchos Pérez.

Si un apellido comienza por preposición, o por preposición y artículo, estos se escriben con minúscula cuando acompañan al nombre de pila: Luis de Torres, Juana de la Rosa. Cuando se omite el nombre de pila, la preposición debe escribirse con mayúscula: señor De Torres, De la Rosa. Si el apellido comienza con artículo, este se escribe siempre con mayúscula, se anteponga o no el nombre de pila: Antonio La Merced, señor La Merced. En los apellidos unidos por la conjunción y, esta se escribe siempre con minúscula: Ortega y Gasset, Ramón y Cajal.

También se escriben con mayúscula los nombres o expresiones comunes que se utilizan como antropónimos. Así:

traducciones de nombres de otras lenguas: Toro Sentado, Águila Veloz;

nombres de personajes de fábulas o cuentos infantiles, incluidas las personificaciones de animales: Caperucita Roja, el Gato con Botas;

personificaciones de conceptos abstractos o de los vientos en textos alegóricos, poéticos o mitológicos: La Justicia es una matrona de ojos vendados; Yo soy Bóreas, dios del frío viento del norte.

Cuando el nombre de un autor se emplea para designar sus obras, debe mantenerse la mayúscula: un Gauguin, un Antonio López, varios Picassos, el último Truffaut (por el último filme de Truffaut), etc.

b) Los nombres que designan familias o dinastías: los Claudios, los Austrias, los Romanov, la dinastía Ming. Pasan a escribirse con minúscula cuando se utilizan como adjetivos: los reyes borbones. Las dinastías o linajes que se designan mediante un patronímico —nombre derivado del perteneciente al fundador de la dinastía que se usa para referirse a sus descendientes— se escriben con minúscula: los abasíes (del nombre propio Abbās), los nazaríes (de Názar), un rey sasánida (de Sasán), etc.

c) Los apodos, alias, sobrenombres y seudónimos, no así los artículos que pueden acompañarlos: Sandro, el Gitano; Ernesto «Che» Guevara; el Greco; la Dama de Hierro; Isabel la Católica; Azorín (seudónimo del escritor José Martínez Ruiz); el Pobrecito Hablador (seudónimo del escritor Mariano José de Larra).

d) Los nombres propios de deidades y otros seres religiosos, mitológicos o fabulosos: Alá, Jehová, Odín, Júpiter, Satanás, el Espíritu Santo, Clío, Polifemo, Pegaso; pero no los sustantivos comunes que designan las distintas clases de estos seres: una sirena, un fauno, las musas, las ninfas, los cíclopes.

También van en mayúscula los apelativos antonomásticos y las advocaciones: el Creador, el Todopoderoso, la Purísima, el Maligno, la Virgen de Guadalupe, el Cristo de la Agonía.

Dios se escribe con mayúscula inicial cuando se usa, sin artículo, como nombre propio del ser supremo de una religión monoteísta: Dios envió a su hijo para salvarnos; pero con minúscula y precedido de determinante cuando se usa referido al ser supremo de modo genérico o a divinidades de religiones politeístas: Jehová es el nombre hebreo del dios de judíos y cristianos; Júpiter es un dios colérico. Lo mismo ocurre en los usos metafóricos: Se cree Dios / Se cree un dios.

e) Los nombres propios de animales, plantas y objetos: Moby Dick, Bucéfalo, el Big Ben, la Tizona.

f) La primera palabra de los nombres latinos de especies y subespecies de animales y plantas usados en la nomenclatura científica internacional, que se escriben, además, en cursiva:

Homo sapiens, Felis silvestris catus.

También se escriben con mayúscula y en cursiva las palabras latinas que designan los taxones zoológicos y botánicos:

la familia Cyatheaceae, el orden Coleoptera, la clase Insecta.

Sobre los nombres españoles de los taxones, → pág. 126-127.

g) Los nombres propios de los cuerpos celestes y otros entes astronómicos: Marte, la Osa Mayor, la Vía Láctea, el cometa Halley. Las palabras tierra, sol y luna se escriben con mayúscula inicial solo cuando se usan como nombres propios en contextos netamente astronómicos: Venus se encuentra más cerca del Sol que la Tierra. Sobre su escritura con minúscula, → pág. 127.

h) Los nombres de los signos del Zodiaco: Nació bajo el signo de Tauro. Sobre su escritura con minúscula, → pág. 130.

i) Los nombres propios de tormentas, huracanes y otros fenómenos atmosféricos u oceánicos, pero no el nombre común genérico que los acompaña: el huracán Wilma, el tifón Fred, la corriente del Labrador.

j) Los nombres propios de los accidentes geográficos, pero no los nombres comunes genéricos que los acompañan: el océano Pacífico, el mar Rojo, el lago Titicaca, el río Amazonas, la cordillera de los Andes, el cabo de Hornos, el golfo de México, las islas Galápagos, la falla de San Andrés. Sobre los casos en que el genérico forma parte del nombre propio y se escribe, por ello, con mayúscula, → págs. 125-126 .

Se escriben también con mayúscula inicial algunos nombres comunes geográficos cuando se utilizan antonomásticamente: la Cordillera (por la cordillera de los Andes para los chilenos y los argentinos), el Estrecho (por el estrecho de Gibraltar para los españoles) o el Golfo (por el golfo de México para los mexicanos). La aplicación de este tipo de mayúscula debe limitarse a la comunidad de hablantes para los que la identificación de la referencia sea inequívoca.

k) Los nombres propios de regiones naturales y comarcas, pero no el artículo que los acompaña: la Patagonia, la Amazonia (o Amazonía), la Alcarria, los Monegros.

l) Los nombres propios de continentes, países y ciudades, ya sean reales o imaginarios: América, Suecia, Córdoba, La Habana, Macondo, el País de Nunca Jamás; también las denominaciones antonomásticas usadas como alternativas estilísticas: el Nuevo Mundo [= América], la Santa Sede [= Vaticano], la Ciudad Eterna [= Roma].

Al igual que en el caso de los antropónimos, también en los topónimos se mantiene la mayúscula en los usos en plural: Visitó las dos Córdobas, la argentina y la española.

Sobre cuándo el artículo que acompaña a un topónimo se escribe con mayúscula, → pág. 124.

m) Los sustantivos y adjetivos que forman parte del nombre de zonas geográficas que abarcan varios países y se conciben como áreas geopolíticas con características comunes: Occidente, el Cono Sur, América Latina, el Magreb, Europa del Este; pero no las denominaciones que no se sustentan en un criterio geográfico: los países en vías de desarrollo, el tercer mundo, la zona euro.

n) Los nombres propios de las divisiones territoriales de carácter administrativo, pero no el nombre común genérico que los precede: el departamento de Moquegua, el estado de Tlaxcala, la provincia de Cádiz, la diócesis de Cuernavaca.

ñ) Los nombres propios de barrios, urbanizaciones, calles, espacios urbanos y vías de comunicación, pero no el nombre común genérico que los precede: el barrio de las Letras, la calle (de) Alcalá, la plaza Mayor, el paseo (de) Martí, la avenida 47, la carretera Panamericana. En denominaciones en las que el genérico aparece pospuesto, lo que suele ocurrir en nombres tomados o traducidos de otras lenguas, se escriben con mayúscula inicial todos los elementos: la Sexta Avenida, Downing Street, Potsdamer Platz.

o) Los términos que componen la denominación de caminos y rutas de carácter turístico o cultural: el Camino de Santiago, la Ruta de la Seda.

p) Todas las palabras significativas que componen la denominación completa de entidades, instituciones, organismos, departamentos o secciones administrativas, órdenes religiosas, unidades militares, partidos políticos, equipos deportivos, organizaciones, asociaciones, compañías teatrales, grupos musicales, etc.: Ministerio de Asuntos Exteriores, Biblioteca Nacional, Universidad Central de Venezuela, Facultad de Farmacia, Orden del Temple, Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín, Partido Revolucionario Institucional, Real Potosí, Médicos Sin Fronteras, Vieja Trova Santiaguera. La mayúscula inicial se mantiene en sus menciones abreviadas: la Nacional (por la Biblioteca Nacional), la Complutense (por la Universidad Complutense), el Cervantes (por el Instituto Cervantes).

También se escriben con mayúscula las denominaciones alternativas de carácter antonomástico que poseen algunas de estas entidades: la Cámara Alta [= el Senado], la Benemérita [= la Guardia Civil (Esp.) o la Cruz Roja (C. Rica)]. Se escriben asimismo con mayúscula las denominaciones alternativas antonomásticas de las selecciones deportivas nacionales: la Roja (selección chilena o española), la Vinotinto (selección venezolana).

q) Los adjetivos y sustantivos que forman parte de la denominación de sedes de entidades o instituciones, edificios singulares o monumentos: el Partenón, la Casa Rosada, la Catedral de Santiago, la Pirámide del Sol, la Torre Eiffel, la Puerta de Alcalá, la Columna de la Independencia, la Estatua de la Libertad. En el caso de los monumentos, es también admisible escribir el genérico con minúscula, como mero clasificador: la torre Eiffel, la catedral de Santiago, la estatua de la Libertad, etc.

La mayúscula se aplica asimismo a las denominaciones coloquiales alternativas, pero no a los artículos que las anteceden: la Bombonera (por los estadios del Boca Juniors argentino y del Deportivo Toluca mexicano).

r) Además de la primera, las palabras significativas del nombre de establecimientos comerciales, culturales o recreativos: (bar) Aquí Me Quedo; (grandes almacenes) El Corte Inglés; (mercería) El Botón de Oro; (restaurante) La Vaca Argentina; (cine) Avenida; (hotel) La Perla, etc. Sobre la escritura con mayúscula o minúscula del nombre genérico (bar, restaurante, café, hotel, etc.), → pág. 125 .

s) Determinados sustantivos comunes cuando designan entidades u organismos de carácter institucional: el Gobierno, la Administración, el Estado, la Iglesia, el Ejército, la Armada, la Policía, el Parlamento...; pero no en sus usos comunes: un policía [= un agente], una iglesia ortodoxa [= un edificio]; ni cuando se emplean en singular con valor colectivo, refiriéndose a grupos concretos de individuos: El ejército [= las tropas] cruzó la frontera; Lo detuvo la policía [= varios agentes].

t) La primera palabra del título de cualquier obra de creación (libros, películas, cuadros, esculturas, piezas musicales, programas de radio o televisión, etc.): Libro de buen amor, Cien años de soledad, Las señoritas de Avignon, El peine del viento, La consagración de la primavera, Pasión de gavilanes. La cursiva obligatoria delimita claramente la extensión del título, por lo que no es necesario ni correcto escribir todos los elementos significativos con mayúscula (Libro de Buen Amor). La misma norma puede aplicarse también a los títulos extranjeros citados en textos españoles: Cavalleria rusticana, West side story.

También se escriben en cursiva y con inicial mayúscula en la primera palabra los títulos abreviados o alternativos, no así el artículo que los precede:

la Celestina (por Comedia [o Tragicomedia] de Calisto y Melibea)

la Quinta sinfonía (por Sinfonía n.º 5 en do menor, opus 67)

Los títulos de artículos, reportajes, cuentos o poemas que se citan junto al de la obra mayor en la que se incluyen se delimitan con comillas:

Recitó el «Prendimiento de Antoñito el Camborio en el camino de Sevilla», del Romancero gitano de Lorca.

u) La primera palabra del título de las subdivisiones o secciones internas de una publicación o un documento (capítulos de un libro, titulares de prensa, columnas de opinión, etc.).

v) Los sustantivos y adjetivos que forman parte del título de los textos sagrados y de los libros que los componen, así como sus denominaciones antonomásticas, pero no el artículo que los antecede: la Biblia, el Corán, el Libro de los Muertos, la Torá, el Nuevo Testamento, el Cantar de los Cantares, las Sagradas Escrituras.

w) Además de la primera palabra, los sustantivos y adjetivos que forman parte del nombre de publicaciones periódicas o de colecciones: La Vanguardia, El Comercio, Crecer Feliz, Biblioteca Románica Hispánica.

x) Todas las palabras significativas del título de documentos oficiales o históricos (tratados, convenciones, acuerdos, declaraciones, etc.), y de textos legales o jurídicos (fueros, códigos, leyes, decretos, etc.):

la Convención de Ginebra; la Carta de las Naciones Unidas; el Código Civil; la Ley 40/1998, de 9 de diciembre, del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y otras Normas Tributarias.

Cuando el título de una ley es muy largo, la mayúscula se aplica solo al primer elemento y se delimita la extensión mediante la cursiva o las comillas:

Ley 17/2005, de 19 de julio, por la que se regula el permiso y la licencia de conducción por puntos y se modifica el texto articulado de la ley sobre tráfico, circulación de vehículos a motor y seguridad vial.

No se escriben con mayúscula los nombres abreviados con los que se designan comúnmente determinadas leyes, y que no se corresponden con su título oficial: ley sálica, ley seca, ley de extranjería.

y) La primera palabra del título de ponencias, discursos, conferencias o exposiciones. Si se citan dentro de un texto, se escriben además entre comillas para delimitar su extensión:

El rey inauguró la exposición «Goya y su tiempo».

z) Todas las palabras significativas que forman parte del nombre o título de programas, planes o proyectos:

Plan de Fomento de la Lectura

Proyecto del Genoma Humano

Si la denominación es larga, la mayúscula se aplica solo a la primera palabra y la extensión se delimita con comillas:

Presentó el «Proyecto para la detección del talento musical precoz en niños menores de seis años».

aa) La primera palabra de lemas, consignas y eslóganes. En el interior de los textos, se delimitan con comillas:

Mandela buscó la reconciliación bajo el lema «Un equipo, un país».

bb) Los sustantivos y adjetivos que forman parte de la denominación de asignaturas y cursos: Matemáticas, Química Orgánica, Curso de Crítica Textual. Si la denominación es larga, la mayúscula se aplica solo a la primera palabra y la extensión se delimita con comillas:

Se matriculó en «Historia de las ideas lingüísticas en el mundo hispánico».

cc) Las palabras significativas que forman parte de la denominación de eventos culturales o deportivos (congresos, exposiciones, ferias, torneos deportivos, etc.): Jornadas de Arte Flamenco, IV Congreso de Cirugía Vascular, Bienal de Venecia, Salón del Cómic de Barcelona, Copa Libertadores de América, Juegos Olímpicos.

dd) Las palabras significativas que forman parte de la denominación de premios y condecoraciones: los Premios Príncipe de Asturias, la Gran Cruz de Isabel la Católica, el Premio Nobel de Física. Para sus usos derivados, → pág. 130.

ee) Los sustantivos y adjetivos que forman parte del nombre de festividades civiles, militares o religiosas, y de los periodos litúrgicos: Navidad, Año Nuevo, Día Internacional de la Mujer, Pascua Militar, Janucá (festividad judía), Fiesta del Sacrificio o Fiesta Grande (festividad musulmana), Adviento, Semana Santa, Ramadán.

ff) Los nombres de las divisiones geológicas y paleontológicas, pero no los adjetivos que los acompañan: el Precámbrico, el Mioceno, el Cretácico inferior, el Jurásico superior. Si el periodo se designa mediante un sustantivo genérico (era, periodo) seguido de un adjetivo, se escriben con minúscula ambos componentes: la era cenozoica, el periodo carbonífero.

gg) Los nombres de los periodos en que se dividen tanto la prehistoria como la historia (ya sea la universal o la de un país en concreto): el Neolítico, la Edad de Piedra, la Antigüedad, el Medievo, la Alta Edad Media, el Renacimiento, el Siglo de las Luces, el Romanticismo, la República de Weimar, el Tercer Reich, la Guerra Fría; así como los sustantivos y adjetivos que forman parte de la denominación de acontecimientos históricos relevantes que dan nombre a determinados periodos: la Reconquista, el Cisma de Occidente, la Contrarreforma, la Semana Trágica, la Gran Depresión, la Primavera de Praga. Si se trata de acontecimientos puntuales, que no dan nombre a periodos históricos, no debe emplearse la mayúscula, salvo en los nombres propios: el motín de Esquilache, la toma de la Bastilla, el desembarco de Normandía, el sitio de Leningrado.

En el caso de los nombres propios de guerras y batallas, solo se escribe con mayúscula la parte específica de la denominación, no así los genéricos guerra y batalla: la guerra de los Cien Años, la guerra de Secesión, la guerra del Opio, la guerra de los Seis Días; la batalla de las Termópilas, la batalla de San Quintín, la batalla de Ayacucho. Los nombres de los dos conflictos mundiales se escriben con mayúscula en todos sus componentes: Primera Guerra Mundial y Segunda Guerra Mundial.

hh) Las palabras significativas que forman parte de la denominación de imperios y revoluciones, salvo que se trate de adjetivos gentilicios: la Revolución Industrial, la Revolución de los Claveles, el Celeste Imperio, pero el Imperio romano, el Imperio maya, la Revolución rusa.

ii) Las marcas y nombres comerciales, por su condición de nombres propios: ¿Has visto el último anuncio de Coca-Cola?; Salió al mercado el nuevo híbrido de Toyota; Acabo de instalar el Windows Vista; ¿Lo has buscado en Google? Debe mantenerse la mayúscula cuando el nombre designa un producto de la propia marca: Me he comprado un Seat. Para sus usos derivados, → pág. 130.

4.6.1.1

El artículo en los nombres propios. La mayoría de los nombres propios prototípicos (antropónimos y topónimos) no necesitan artículo para integrarse en los enunciados: Me llamo Miguel y nací en Buenos Aires; solo algunos lo incorporan como parte fija e indisociable de la denominación, caso en que el artículo se escribe también con mayúscula: Estuve en El Salvador el año pasado; Conozco muy bien La Haya; Viajo a Las Palmas todas las semanas.

Cuando el artículo el se escribe con mayúscula por formar parte del nombre propio, la contracción con las preposiciones a o de no se realiza nunca en la escritura, aunque sí se produzca en el habla: un viaje oficial a El Salvador; la portada de El País.

Hay otros nombres propios que requieren la anteposición de artículo sin que este forme parte de la denominación; en esos casos, el artículo se escribe con minúscula: el Amazonas, los Alpes, la Alpujarra, el Chispas (apodo).

Cuando el artículo forma parte del nombre propio:

• puede ir precedido de otros determinantes, como demostrativos o posesivos: aquel El Dorado mítico, nuestra querida Las Palmas (pero no es posible decir *aquel el Orinoco mítico o *nuestros queridos los Alpes);

• si se antepone un adjetivo, este debe preceder a toda la denominación, artículo incluido: la extravagante Las Vegas, el caótico El Cairo; en cambio, si el artículo no forma parte del nombre propio, el adjetivo puede intercalarse entre el artículo y el nombre propio: el caudaloso Amazonas, la misteriosa India, el simpático Chispas.

Se escriben siempre con minúscula:

a) Los artículos que preceden a los apodos, sobrenombres o seudónimos: la Faraona, Isabel la Católica, el Libertador, el Pobrecito Hablador; o a los nombres propios de animales o cosas: el Pájaro Loco, la Tizona, el Titanic.

b) Los artículos que preceden necesariamente a los nombres de accidentes geográficos (ríos, mares, montes, etc.), aparezca o no expreso el sustantivo genérico: el (río) Amazonas, el (pico) Everest, el (océano) Pacífico, los (montes) Pirineos. También los que anteceden a los nombres propios de regiones o comarcas: la Amazonia (o Amazonía), los Monegros.

c) Los artículos que preceden de manera opcional al nombre de algunos continentes y al de muchos países: (el) África, (el) Camerún, (la) China, (el) Ecuador, (los) Estados Unidos, (la) India, (el) Líbano, (el) Perú, (el) Senegal, etc.

d) Los que preceden al término específico de una denominación, aun cuando se omita el sustantivo genérico: la Moneda (por el palacio de la Moneda), el Retiro (por el parque del Retiro), el Prado (por el museo del Prado).

4.6.1.2

Nombres genéricos categorizadores. Al nombrar entes individuales, a menudo se usa el sustantivo común genérico que designa la clase a la que pertenece el referente designado (el río Amazonas, el océano Pacífico, el Ministerio de Hacienda), seguido del término específico que permite identificarlo y singularizarlo (Amazonas, Pacífico, de Hacienda). El sustantivo genérico forma parte unas veces del nombre propio o la expresión denominativa, y se escribe, por ello, con mayúscula, y otras veces no, conservando entonces la minúscula que le corresponde como nombre común.

a) En los nombres de entidades, organismos e instituciones, lo habitual es que el genérico forme parte de la denominación, razón por la que se escribe con mayúscula inicial: la Academia de Bellas Artes, el Departamento de Recursos Humanos, la Universidad Complutense. Si el genérico no forma parte del nombre de la entidad, se escribe con minúscula: la organización Amnistía Internacional.

b) En los nombres de establecimientos comerciales o de espacios culturales o recreativos, pueden darse dos casos:

• Si el nombre está constituido por una expresión denominativa autosuficiente, que no requiere la presencia del genérico, este, si aparece, se escribe con minúscula: restaurante La Vaca Argentina, bar Entre Amigos.

• Si en el nombre del establecimiento el término específico complementa al sustantivo genérico (como sustantivo en aposición, adjetivo o complemento preposicional), el genérico puede escribirse tanto con minúscula (opción preferida) como con mayúscula: café Gijón o Café Gijón, teatro Monumental o Teatro Monumental, parque del Retiro o Parque del Retiro...

c) En los nombres geográficos, los sustantivos genéricos (ciudad, río, mar, océano, sierra, cordillera, cabo, golfo, estrecho, etc.) actúan normalmente como meros clasificadores y deben escribirse con minúscula (la ciudad de Panamá, el río Orinoco, el mar Rojo, el océano Índico, la sierra de Gredos, la cordillera Cantábrica, el volcán de Ipala, el cabo de Buena Esperanza, el estrecho de Magallanes), salvo en los siguientes casos:

• Cuando el sustantivo genérico denota una realidad distinta de la que corresponde a su significado: Mar del Plata), que es una ciudad y no un río), Cabo Verde (que es una isla y no un cabo).

• Cuando el nombre, incluido el genérico, no exige la anteposición del artículo para integrarse en un enunciado: Soy de Ciudad del Cabo (y no *de la Ciudad del Cabo) o Me fui a esquiar a Sierra Nevada (y no *a la Sierra Nevada).

• Cuando el sustantivo genérico no es el que habitualmente se utiliza para referirse al tipo de realidad designada: los Picos de Europa, la Selva Negra.

     

    Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española:
    Ortografía básica de la lengua española [en línea], https://www.rae.es/ortografía-básica/uso-de-las-mayúsculas/la-mayúscula-en-los-nombres-propios-y-las-expresiones-denominativas/casos-en-que-debe-utilizarse-la-mayúscula-inicial. [Consulta: 27/06/2024].

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