mandora

Diccionario histórico de la lengua española (2013- )

mandora s. (1659-)
mandora, bandora
Etim. Voz tomada probablemente del francés mandore, lengua en la que se atestigua al menos desde el siglo XIII (con la variante mandoire, atestiguada en Cléomadés de Adenet le Roi) y, posteriormente, en 1576, momento en que parece producirse una renovación del instrumento; y esta, a su vez, del latín pandūra, tomada, a su vez, del griego pandoûra 'especie de laúd de tres cuerdas', voz que se usaba asimismo para denominar otros instrumentos musicales. Es probable que la voz griega pandoûra proceda de una variante persa fandoûra, de fandur (DECH, s. v. bandola y DELI, s. v. mandola).

A la luz de los testimonios documentados, tanto léxicos como lexicográficos, que dan cuenta de la voz mandora y sus variantes, parece constatarse una importante confusión terminológica, sin que sea posible afirmar con seguridad si ello se debe a factores de la propia evolución y desarrollo organológico de un mismo instrumento originario a lo largo de su historia, y la consecuente derivación en diferentes formas y características, o si lo que existe es una confusión real con otras voces diversas en su origen, como bandola y bandurria . Una de las primeras advertencias acerca de la diversidad terminológica respecto a la distribución de las diversas denominaciones del instrumento, según los diversos países europeos, ya se recoge en el Dictionnaire universel de Furetière, en 1690 ("Mandore. subst. fem. Instrument de Musique, qui est un diminutif & une Espece de petit luth, dont il a la figure [...]. Menage tient que ce mot vient par corruption de Pandore ; & que les Grecs disent pandoura , ou pandouris , qui signifie tout de boix : les Espagnols l'appellent bandurria , les Allemands Pandor , les Anglais bandor , & les Italiens pandora . Mais il se trompe, en ce que la pandore des Italiens est un instrument different de la mandore , veu que ses cordes & ses touches sont de leton, comme celles du cistre", t. II, p. 539). No obstante, unas décadas antes, Julliani, en su Nomenclature... pour apprendre les Langues Françoises, Italiennes & Espagnoles , de 1659, identifica las voces mandore (fr.), mandora (it.) e mandora (esp.) como equivalentes. Algunas decadas después, en 1689, se documenta la palabra "bandola" en un villancico cantado en el Real Convento de la Encarnación de Madrid durante los maitines del día de Navidad; no obstante, el villancico está puesto, como era costumbre frecuente, en boca de "negros", cuya peculiar pronunciación literalizada se encuentra cargada de fenómenos fonéticos como el ceceo, aspiraciones consonánticas diversas, pérdida de fonemas en posición explosiva o la confusión de consonantes líquidas, especialmente entre r y l . Por ese motivo, estos ejemplos de bandola podrían considerarse una representación de bandora y no tanto de bandola ; la falta de seguridad en estos casos aconseja que se tomen con precaución.

Una de las primeras documentaciones de la voz mandora en contexto con otros instrumentos se localiza en el Compendio mathemático de T. V. Tosca, en 1709 (t. II, lib. III, pp. 416-418); en las páginas dedicadas, en este tratado, a la afinación de los cordófonos, ya se pone de manifiesto el problema de la variedad organológica de algunos de estos instrumentos, como son el "Laud, Tyorba, Cythara, Guitarra, Mandora, y otros de esta especie": advierte claramente Tosca que "de esta especie de instrumentos ay muchas diferencias en varias Naciones; de suerte, que son casi innumerables: consiste su diversidad en constar de mas, ó menos cuerdas, y en la diferente concordancia, y temple que tienen unas con otras. Omito la diferente figura, y disposicion de sus caxas, como cosa que haze poco al tratado presente: Convienen todos en la division del Manubrio en diferentes Trastes", e insiste en que "Laud, Archilaud, ó Tyorba, constan de 10 á 14 cuerdas; la Cytara, Guitarra, y Mandora, de cinco, ó seis; esto es lo ordinario, porque en estos instrumentos ay gran variedad, como tengo dicho". Según esta descripción, la mandora es un instrumento de número de cuerdas variable, que de ordinario consta de entre cinco y seis. Es reseñable que en ningún caso hable Tosca de la bandola, bandora o bandurria. Poco después, el Diccionario de Autoridades (1726) define bandola como instrumento de cuatro cuerdas tañido con los dedos; más de un cuarto de siglo después, en torno a 1754, P. Minguet y Yrol, en sus Reglas y Advertencias generales que enseñan el modo de tañer todos los instrumentos mejores, advierte en el prólogo que la vandola tiene un orden más que la guitarra (que poseía cinco, por entonces), por lo que es un instrumento de seis cuerdas; dicha referencia se expresa de forma más detallada en la "Regla última. De cómo se ha de templar la vandola y como se tañe con la guitarra". Esto mismo se observa en el método de  A. de Sotos, Arte para aprender, en el que también describe la "bandola" como instrumento de seis órdenes (esto es, seis cuerdas dobles): tanto la obra de P. Minguet como la de A. de Sotos son una revisión y ampliación (y la traducción de la última sección al español) del método sobre la guitarra y la bandola que publica J. C. Amat en 1596 (aunque no se conservan ediciones de esta fecha), Guitarra española y vandola en dos maneras de guitarra castellana y cathelana de cinco órdenes, opúsculo que se considera el primer tratado de guitarra y bandola. Las condiciones de transmisión textual de esta obra hacen difícil identificar el tipo de instrumento a que Amat se refería cuando trata de la "Vandola": nos hallamos ante un texto en que solo en el último capítulo de la parte abreviada escrita en catalán "[...] se explica lo modo de templar la Vanadola, y com se ajusta ab la Guitarra. Pera cumplir ab lo promès en lo principal Titol de la present obra se tracta en este Capitol, como se ajusta la Vandola ab la Guitarra, y lo modo de templarla. Y se ha de advertir que aqui se enten de la Vandola de sis Ordes, per ser instrument mes perfect, y per estar mes introduhida, y mes us en aquest temps, que la de quatre, ni sinch Ordes". Para mayor confusión, A. de Sotos interpreta estas palabras parafraseándolas del siguiente modo: "Adviértese, que Vandola se entiende la que tiene seis órdenes, y es instrumento mas perfecto que la Guitarra de cuatro y cinco órdenes, y está casi en mas uso que las otras", sin que quede claro si se refiere a "otras" bandolas u "otras" guitarras, pues añade el vocablo "guitarra", que no aparecía en el texto de J. C. Amat. Por otro lado, la edición del Diccionario de Autoridades de 1770 reduce la definición de bandola, si bien sigue describiéndola como instrumento tetracordo. Terreros y Pando, en su Diccionario castellano de las voces de ciencias y artes ya identifica, en 1787, mandora con bandola, aunque apunta que hay quien opina que se trata de la bandurria, extremo que afirma con rotundidad el Diccionario enciclopédico de la música de Melcior en 1859. Pedrell, en su Diccionario técnico de la música de 1894, hace una rápida exposición de la historia del instrumento: describe la mandora como una reducción del laúd en sus orígenes, no la identifica con la bandola, aunque de sus palabras se colige que en origen constaba de cuatro cuerdas, número que fue aumentando paulatinamente para aproximarse al uso del laúd. También Pedrell, en la entrada a la voz mandola, afirma que es opinión que se trata de lo mismo que mandora; no obstante, avisa de que, según otros autores, la mandola es un instrumento de cuatro cuerdas usado en Italia en el siglo XVII. Modernamente, A. Salazar, en su artículo sobre la música e instrumentos en la obra de Cervantes, refiere, si bien de manera indirecta, la noticia que ofrece un texto holandés 1795, el Muzikaal Kunstwoordenboek, en que se alude a una guitarra española de diez cuerdas, seis en el diapasón con cuatro bajos al aire añadidos; en este caso, el instrumento referido no es ninguno de los descritos hasta la fecha, sino que parece estar aludiendo a una especie de archilaúd o de archicistre. En un amplio artículo publicado en varias partes, en Miscellanea Barcinonensia entre 1975 y 1977, por J. M.ª Lamaña, dedicado a los instrumentos musicales en la época del Barroco, el autor pone de manifiesto la ambigüedad e imprecisión terminológica que rodea a las voces mandora, bandola y bandurria, lo que dificulta determinar el origen y la verdad organológica de este o estos instrumentos. Aduce Lamaña que la mandora (o mandura) habría sido el instrumento más antiguo y tradicional en época medieval, que decae durante el siglo XV y que reaparece durante el siglo XVI, evolucionado y modificado por influjo del laúd, convirtiéndose en una suerte de "laúd discante" (el más agudo de la familia); en este momento se produce la revolución terminológica en toda Europa que genera la actual incertidumbre en torno a las características de estos instrumentos. A esto habría que añadir la propia evolución que, en cada tradición particular, lleva al instrumento a adquirir diferentes características sonoras, formales, etc. Según este mismo autor, es a comienzos del siglo XVI cuando, en España, la tradicional voz mandurria es sustituida "por el de bandurria o bandola". El DECH (s. v. bandola) se hace eco de la dificultad de trazar la historia de esta voz por falta de datos; no obstante, se sugiere que la forma tradicional sería la voz bandurria. A este respecto, J. J. Rey señala, en 1993, que la inconcreción terminológica se debe a que los autores modernos han abusado de la terminología extranjera sin intentar "una adecuación nuestro marco y a los datos suministrados por fuentes españolas". Por otra parte, el Diccionario de Instrumentos musicales de Andrés (2001) remite, en la voz mandora, a la entrada correspondiente a bandurria, y advierte que «"a palabra mandora, junto a otras variantes como las de manduria, mandurria, y la ya citada bandurria, procede del bajo latín. Pero esta voz -mandora- no está documentada en castellano, toda vez que los apelativos alemán (Mandoer), francés (mandore), inglés (mandore) e italiano (mandola, mandora, pandora) estarán referidos por lo general a un instrumento cuya entidad la obtendrá a partir del siglo XVI". En 2012, Pajares Alonso retoma esta cuestión en el cuarto volumen de su Historia de la música y aduce que se ha producido un abuso de la voz mandora por parte de muchos autores, que la han utilizado para aludir a instrumentos actualmente diversos. Los diccionarios de la Real Academia Española no registran la voz mandora ni mandola; en cambio, definen bandola, con leves variaciones, como un instrumento pequeño de cuatro cuerdas; no es hasta la edición de 1970 cuando se sustituye esta definición por la identificación o sinonimia de esta voz con bandolina. En la edición del DRAE de 2001 se mantiene la identificación de bandola con, ahora, mandolina y se introduce la acepción de instrumento de cuatro cuerdas propio de Venezuela; así se mantiene en la edición del DLE de 2014. En definitiva, los datos obtenidos de los documentos históricos parecen apuntar a que la voz mandora para referirse al instrumento moderno no sería originaria del español, sino llegada probablemente a través del francés, en tanto que las voces propias serían bandurria o bandola.

La subacepción 'con el modificador francesa para referirse a una mandora utilizada en Francia durante los siglos XVI y XVII que constaba de cinco cuerdas' se registra por primera vez como tal en el Diccionario técnico de la música de Pedrell, en 1894; esta especificación constituye un testimonio más de la evolución del instrumento, en este caso, en Francia, y que está relacionado con el problema terminológico en que se viene incidiendo desde el principio. Así, en el Essai sur la musique ancienne et moderne (1780, t. I, pp. 300-301) de J.-B. La Borde, se da cuenta de dos tipos de mandore diferentes (la antigua y la moderna): "Celle des anciens était montée de quatre cordes dont la chanterelle servait à jouer le sujet; on la pinçait avec l'index, auquel on attachait une plume au lieu de plectrum ou pecten. Les trois autres cordes étaient deux octaves de la quinte en dessus, & l'octave de la tonique [...]"; en cambio, "La Mandore dont on joue maintenant, est une espece de Luth, longue d'un pied & demi, & montée de quatre cordes accordées comme l'ancienne Mandore. Quelquefois on l'accorde différemment & on y ajoute une ou plusieurs cordes".

Tras la actuación de la metonimia, surge la acepción de 'arte o técnica de tocar la mandora'. Si bien se documenta este valor para la voz bandola al menos desde 1596 (esto es, desde la publicación del tratado de guitarra Guitarra española y Vandola en dos maneras de Guitarra, Castellana, y Cathalana de cinco Ordenes, la qual enseña de templar, y tañer de J. C. Amat, aunque la mención a vandola se produce exclusivamente en el título, ya que el capítulo dedicado a la vandola está escrito en catalán, y, por tanto, para el español hay que esperar a la publicación de la adaptación y traducción que A. de Sotos hace de la obra de J. C. Amat en su Arte para aprender con facilidad y sin maestro a templar y tañer rasgado la guitarra, en 1760), para la voz mandora la única documentación de este uso metonímico no se localiza hasta 1983, en una noticia del diario ABC que se hace eco de unos cursos de música antigua dirigidos a jóvenes, entre los que se impartirán los de instrumentos como la mandora. Del mismo modo, son raras las documentaciones para la acepción también metonímica de 'persona que toca la mandora'; solo constan testimonios desde finales de la década de los años 90 del siglo XX hasta la actualidad.

Algo muy similar a lo que sucede con la subacepción mandora francesa es lo que se produce en la forma compleja mandora-laúd: esta formación es un testimonio más de la falta de una terminología más precisa ante la evolución que históricamente toma el instrumento. A ella alude ya Furetière en su Dictionnaire universell, en 1690: "MANDORE [...] Athenée fait mention d'une mandore qu'il appelle pandoron. Il y a encore maintenant des mandores qui n'ont que quatre cordes. Mais on en fait quelquefois à six cordes, & même à un plus grand nombre, pour imiter davantage le luth; & alors on l'appelle mandore luthée". Se registra por primera vez en español en el Diccionario técnico de la música de Pedrell, en 1984, información que se retoma en 1916, en el tomo 32 de la Enciclopedia universal ilustrada.

  1. s. f. Mús. Instrumento musical de cuerda, de la familia de los laúdes y las mandolinas, que en origen consta de cuatro órdenes de cuerdas dobles que se puntean con los dedos o con el plectro.
    1. s. f. Mús. En ocasiones con el modificador francesa, para designar una mandora utilizada en Francia durante los siglos XVI y XVII que consta de cinco cuerdas.
  2. 1⟶metonimia
    s. f. Mús. Arte o técnica de tocar la mandora.
  3. 1⟶metonimia
    s. m. y f. Mús. Persona que toca la mandora.
mandora-laúd
    Acepción en desuso
  1. s. f. Mús. Instrumento musical de la familia de la mandora, con dieciséis cuerdas cuya afinación se aproxima a la del laúd.

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