empiematoso

Se documenta por primera vez, en la acepción 'perteneciente o relativo al empiema', en 1800, en el séptimo tomo de la Traducción del Curso completo ó Diccionario universal de agricultura teórica, práctica, económica, y de medicina rural y veterinaria escrito en francés por una sociedad de agrónomos, y ordenado por el Abate Rozier, de J. Álvarez Guerra, en un pasaje que no se ha localizado en los tomos VII y VIII de la obra original francesa. Como 'persona que tiene un empiema' se atestigua en 1895, en "Amiotrofia aguda (tipo Aran-Duchene) desarrollada en el curso de un empiema doloroso", artículo de R. Pérez Valdés publicado en la Revista de Medicina y Cirugía Prácticas (Madrid). Como 'que tiene un empiema' se registra en 1899, en Contribución a la historia médico quirúrgica de la última campaña de Cuba, de F. Baeza Gozalbes.